Había
una vez un olivo muy pequeñito.
Un
día, estando muy tranquilito en el olivar oyó una voz que le decía:
- ¡chis,chis,chis!
- ¿Quién es? Preguntó el olivo
- Soy lluvia.
- ¿Y qué quieres tú, lluvia?
- Darte agua.
- ¡No te conozco! ¿No quiero nada tuyo!
Y
la lluvia... se fue.
Otro
día, nuevamente el pequeño olivo oyó:
- ¡chis, chis, chis!
- ¿Quién es? Preguntó el olivo
- Yo soy el sol.
- ¿Y qué quieres?
- Darte calor.
- ¡No te conozco! ¿No quiero nada tuyo!
El
sol se marchó entristecido.
Pero...
el pequeño olivo no podía crecer. Cuando se dio cuenta de que sus
amigos, los demás olivos, habían crecido y se estaban cargando de
aceitunas, se lamentaba y lloraba.
Nuevamente,
la lluvia y el sol le hablaron:
- ¡ chis, chis, chis!
- Pues porque me estoy quedando pequeño y no doy fruto.Por favor, ¿queréis regalarme agua y calor?¡Por favor, Señora lluvia!¡Por favor, Señor sol!¡ Yo también os podré regalar mis frutos!
La
lluvia y el sol accedieron, calentando y humedeciendo al olivo con lo
que este se fue haciendo cada vez más grande y frondoso, como los
otros árboles que le rodeaban y poco a poco le fueron saliendo las
aceitunas verdes...y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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